AMAR ES UNA DECISIÓN PERSONAL

Hoy en la misa del Domingo de Ramos, en el iniciò de la celebración de la semana mayor, escuché estas palabras en la homilia que ofreció el padre Narciso Borndiñon, en la iglesia El Calvario de la cuidad capital.

El padre decía que amar no es un sentimiento, sino una decisión personal, es una decisión que cada uno hace, a veces conciente o inconcientemente, pero al fin y al cabo, una decisión.

Y en efecto, son palabras sabias, que no solo calaron mi alma y mi espiritu, también me hicieron reflexionar sobre cada decisión que tomamos en la vida. La vida misma es una decisión personal.

Pero que difícil es tomar decisiones que a veces, nos causan daño y angustia. Porque a veces, sucede que lo que buscamos siempre o casi siempre, es  aquello que es inalcanzable.

Hablo por experiencia propia, no sé tú. Pero bueno, qué dificil es decidir cuando dependemos de las decisiones de todos los que nos rodean. Qué difícil se vuelve el decidir sobre las decisiones de otros, es decir no son totalmente decisiones sino decisiones forzadas o condicionadas.

Cayendo en cuenta, que difícil se vuelve querer a alguien que tiene ya una vida resuelta, cuando te toca resignarte sobre ese sentimiento o decisión, como decía el padre. Para mi ha sido muy difíl decidir alejarme de esa persona que quiero porque, no lo decidí yo, fue él quien lo decidió.  

Y entonces, yo decidí que queria seguir en su vida, pero él me demuestra cada día que no quiere estar cerca de mi. Entonces, mi decisión de estar cerca de él y de quererlo pierde sentido, cuando él decide estar lejos.

Entonces ¿dónde queda mi decisión? Simplemente queda relevada a su decisión. Yo no decido, sino él decide por mi, y es mi decisión.  Las decisiones entonces, son decisiones que estan siempre condicionadas por las circunstancias, por la vida misma y por terceras personas. 

 Yo decidí que no quiero hacer más nada, que simplemente dejaré que la vida decida por mí. Y es mi decisión. Si él en algún momento decide que quiere estar cerca de mi, entonces podré decidir si seguir con él o no. Entonces él dependerá de mi decisión. Y si aún decido seguirlo queriendo pueda ser que mi decisión no le cause tanto estrés, ni confusión como la que tengo ahora mismo en mi vida.